LOS 4 TIPOS DE GRASA
CORPORAL
Hazte
a
la
idea:
A tu
cuerpo
le
importa
un
cuerno
tus
preferencias
estéticas.
Tu cuerpo tiene
su
propia
idea
de
lo
que
te
conviene.
Y
lo
que
te
conviene,
según
él,
es
mantener
un
porcentaje
de
grasa
corporal
moderado
bastante
lejos
del
ideal
estético.
Aunque
puede
variar
entre
individuos,
los
hombres
nos
encontraremos
con
un
aspecto
“normal”
entre
un
13%
y
un
17%
de
grasa
corporal
siendo
por
debajo
del
13%
que
se
nos
considere
“muy
delgados”.
El
momento
en
que
nos
aparecen
los
“tan
queridos”
abdominales
suele
rondar
el
10%
(14%
en
las
mujeres).
Cuando
nos
referimos
a
grasa
corporal
podemos
decir
que
hay
cuatro
tipos
distintos,
aunque
los
triglicéridos
almacenados
en
los adipocitos
(un
adipocito
es
“una
bolsa”
de
agua,
enzimas
y
tejido
(10%)
que
puede
estar
vacía
o
contener
triglicéridos
–el
90%
restante–
son
iguales
sea
considerada
la
grasa
de
un
tipo
u
otro,
estos
varían
en
dónde
se
almacenan
y
la
facilidad
con
lo
que
se
dispone
de
ellos.
Grasa
marrón:
más
común
en
los
animales
pero
también
existe
algo
en
nuestro
cuerpo.
Especializada
en
quemar
otros
tipos
de
grasas
para
producir
calor.
Suele
concentrarse
más
en
la
espalda
aunque
gran
parte
de
ella
la
perdemos
al
pasar
los
primeros
años
de
nuestra
vida
(cuando
dejamos
de
ser
bebes).
Grasa
visceral:
es
la
grasa
que
está
alrededor
de
los
órganos.
Cuando
nos
acercamos
a
cifras
de
grasa
corporal
de
un
dígito
la
misma
es
mínima.
También
es
la
que
más
fácilmente
se
oxida
para
disponer
de
energía
así
que
suele
ser
la
primera
en
desaparecer.
Dado
que
envuelve
a
los
órganos
es
normal
que
un
exceso
de
ella
“empuje”
hacía
fuera
dando
la
apariencia
de
más
gordura
de
la
que
realmente
se
tiene.
Grasa
esencial:
la
que
no
se
puede
perder
sin
palmarla.
Literalmente.
Corresponde
al
3%
en
los
hombres
(8-12%
en
mujeres).
Es
la
que
se
almacena
principalmente
en
el
cerebro
y
la
médula
espinal.
Grasa
blanca
/
subcutánea:
el
resto
de
grasa
corporal.
La
mayor
parte
de
la
grasa
de
nuestro
cuerpo
entra
en
esta
categoría.
Por
lo
general
no
tenemos
que
hacer
caso
a
la
marrón
(ya
que
las
cantidades
de
ella
son
mínimas)
ni
a
la
esencial
ya
que
de
perderla
seríamos
un
bonito
cadáver.
Se
pierde
antes
la
visceral
que
la
blanca
principalmente
por
su
“flujo”:
al
cuerpo
le
es
más
fácil
enviar
la
grasa
desde
ésos
adipocitos
al
torrente
sanguíneo
por
lo
que
es
más
fácil
que
finalmente
se
oxide
(queme).
¿Que és la
grasa
rebelde?
La
grasa
“rebelde”
es
grasa
blanca,
subcutánea.
Se
considera
como
rebelde
la
grasa
que
se
resiste
a
desaparecer
cuando
ya
nos
movemos
por
debajo
del
13-15%
(en
hombres).
Aunque
cabe
destacar
que
esa
consideración
viene
más
por
parte
de
los
culturistas
/
entrenadores
y
no
tanto
por
los
científicos.
Aunque
a
efectos
prácticos
son
ligeramente
distintas
(diferencia
de
receptores
alfa/beta
respecto
a
la
grasa
blanca
“fácil
de
perder”
–lo
dejo
pendiente
para
otra
entrada–)
es
común
que
en
la
literatura
científica
se
les
trata
como
lo
mismo.
Una nota sobre termogénicos
Teniendo
en
cuenta
que
la
grasa
visceral
se
elimina
relativamente
fácil
y
la
blanca
también
hasta
acercarnos
al
ideal
estético
(aunque
los
culturistas
pueden
ir
más
allá
ya
que
al
competir
están
más
cerca
del
4%
que
no
del
9-10%)
está
claro
que
tomar
termogénicos
con
la
idea
de
perder
grasa
puede
ser
en
muchos
casos
un
gasto
tonto
de
dinero
e
inútil.
Muchos
de
ellos,
aunque
no
todos,
no
son
más
que
un
chute
de
cafeína
y
variedades
de
té.
Si
te
mueves
en
rangos
por
encima
del
16-18%
todavía
es
pronto
para
encontrarse
con
“el
muro”
de
no
poder
perder
grasa
de
forma
fácil.
Si
por
el
contrario
buscamos
uno
especifico
“para
grasa
rebelde”
(por
ejemplo
un
antagonista
de
receptores
beta/alfa)
y
tenemos
grasa
no
rebelde
estaremos
tirando
el
dinero
ya
que
aunque
le
digamos
al
cuerpo
“usa
la
grasa
rebelde”
el
nos
dirá:
“ni
lo
sueñes,
que
todavía
queda
de
la
que
me
es
fácil
utilizar”.
Haciendo
un
símil
es
estúpido
ir
a
buscar
gasolina
a
un
pozo
petrolífero
de
Arabia
Saudí
teniendo
la
gasolinera
de
la
vuelta
de
la
esquina
a
rebosar
de
combustible.
Realmente
los
termogénicos
son
la
última
opción:
cuando
estamos
delgados
y
la
dieta
+
entrenamiento
no
nos
funciona
pese
a
realizarse
de
forma
correcta.
Y
ni
siquiera
son
la
solución,
son
un
empujón
extra
como
el
resto
de
suplementos.
Conclusión
El
cuerpo
tiene
unas
preferencias
sobre
qué
grasa
usar
según
la
facilidad
(flujo)
del
tipo
de
grasa:
a
más
facilidad
de
disponer
de
ella
mayor
preferencia
por
su
uso.
Hasta
que
no
usa
toda
o
buena
parte
de
“un
tipo”
si
lo
puede
evitar
no
pasa
al
otro,
forzar
las
cosas
con
termogénicos
específicos
para
un
tipo
de
grasa
de
la
que
el
cuerpo
todavía
no
va
a
querer
disponer
no
suele
funcionar.