La
carga glucémica de un alimento, a diferencia del índice
glucémico, no sólo tiene en cuenta la velocidad con que se
eleva la glucemia en sangre, sino también la cantidad de hidratos
que tiene un alimento en particular.
Este
término es un poco más novedoso que el índice glucémico y sirve
para tener una visión más amplia de la calidad del alimento que
estamos ingiriendo, ya que nos muestra cuántos hidratos absorbe
el cuerpo y cómo influye en los niveles de azúcar en sangre.
Por todo ésto, la carga glucémica puede relacionarse con la
grasa corporal.
La
carga glucémica de una alimento se determina
dividiendo el IG (índice glucémico) por 100 y después,
multiplicando el resultado por el contenido de carbohidratos.
Por lo que una fruta de alto índice glucémico, por ejemplo, la
sandía que tiene un IG de 72, tendrá una carga glucémica baja
porque su contenido en hidratos es bajo (4%).
Entonces,
un alimento cuya carga glucémica es elevada (mayor a 20) incide
significativamente sobre la secresión de insulina, la cual no sólo
estimula la formación de glucógeno, sino que una vez replecionado
éste, estimula la formación de grasa a través de los hidratos.
Ingerir
abundantes cantidades de preparaciones con carga glucémica
elevada, es decir, que además de tener alto índice glucémico
tienen gran cantidad de hidratos, por ejemplo, los helados,
las chucherías o alimentos ricos azúcar refinado, puede ser
la causa de un aumento de grasa corporal. Por eso, no sólo
debemos controlar las calorías y las grasas en la dieta, sino que
tener en cuenta la calidad de los alimentos fuentes de hidratos,
también es necesario para proteger al organismo.