Como perder peso con comida basura
Hoy quiero
hablar
de
uno
de
esos
experimentos
con
dietas
extremas
que
resultan
sorprendentes.
Hace
tiempo
hablé
de
una
persona
que
hizo
una dieta que consistia en comer
20 patatas al día.
Al
contrario
de
lo
que
muchos
podrían
pensar,
esta
dieta
no
hizo
que
la
persona
engordara,
sino
todo
lo
contrario.
Además,
tuvo
algunos
efectos
secundarios
curiosos.
Este
tipo
de
experimentos,
no
tienen
validez
científica,
pero
sí
que
permiten
poner
en
duda
hipótesis
bastante
extendidas.
El
caso
que
os
voy
a
contar
hoy
es
si
cabe
aun
mas
sorprendente.
Se
trata
de
una
dieta
que
consiste
en
tomar
bollos
del
tipo
“círculo
rojo”
durante
bastante
tiempo,
junto
con
doritos,
o
donuts.
Lo
que
muchos
llaman
“comida
basura“.
La
dieta
se ha hecho
famosa
por
su
nombre
en
inglés
la
Twinkie
Diet.
Los motivos
Antes
de
explicar
en
qué
consistió
su
dieta,
vamos
a
explicar
los
motivos
que
llevaron
al
profesor
Mark
Haub
de
la
Kansas
State
university
a
intentar
este
tipo
de
dieta.
La
hipótesis
que
se
planteaba
evaluar
era
precisamente
si
importan
más
las
calorías
globales
o
qué
tipo
de
comida
que
ingerimos.
En
su
opinión
lo
primero
es
mucho
más
relevante
y
siempre
podremos
perder
peso
manteniendo
nuestra
ingesta
de
calorías
por
debajo
de
nuestro
gasto.
Durante
10
semanas
este
profesor
comió
casi
exclusivamente
comida
basura.
Y
digo
casi,
porque
complementó
su
dieta
con
algunos
elementos
adicionales.
Por
ejemplo,
preparados
de
proteínas,
algunos
suplementos
vitamínicos,
y
algunos
vegetales.
El
factor
principal
es
su
dieta
es
que
controló
en
todo
momento
el
número
de
calorías
que
ingería,
dejándolas
siempre
en
unas
1800
Cal/día.
El
consumo
habitual
para
un
hombre
de
su
edad
es
de
una
2600
Cal/día,
con
lo
que
estaba
dejando
de
comer
unas
800
Cal.
Obviamente,
y
asumiendo
un
perfecto
modelo
horno-caloría,
esto
le
llevó
a
bajar
de
peso
de
forma
apreciable,
unos
12
Kg.
Lo
más
curioso
a
priori
del
caso,
es
que
mejoró
su
perfil
de
colesterol,
trigicléridos,
presión
arterial.
Es
decir,
no
solo
perdió
peso
comiendo
comida
basura,
sino
que
además,
sus
análisis
de
sangre,
serían
la
envidia
de
muchos.
¿Cómo
interpretamos
esto?
Discusión
¿no
contradice
esto el
modelo
horno-caloría?
En
absoluto.
En
este
caso,
la
dieta
fijaba
una
variable,
las
calorías
para
ver
cómo
afectaba
a
las
demás.
El
hecho
es
que,
en
la
realidad,
nuestro
organismo
no
es
un
horno,
sino
que
responde
a
la
cantidad
de
alimentos
que
ingerimos
y
al
tipo
de
alimentos,
mediante
cascadas
de
señales
hormonales.
Por
ejemplo,
cuando
hay
un
exceso
de
grasa,
se
activa
el
canal
de
la
leptina,
que
envía
una
señal
para
que
dejemos
de
comer.
Son
precisamente,
alimentos
que
cortocircuitan
estos
canales,
los
que
nos
hacen
ganar
peso.
Si
limitamos
la
cantidad
de
estos
alimentos
en
la
dieta
controlando
las
calorías,
el
problema
se
limita,
pero
¿es
eso
lo
que
ocurre
en
la
realidad?
Todo
lo
contrario.
Cuando
abrimos
una
bolsa
de
doritos,
no
miramos
sus
calorías
o
nos
limitamos
a
comer
2
ó
3,
nos
comemos
todos
porque
no
estamos
haciendo
un
experimento.
Hay
que
tener
en
cuenta
que
nadie
come
pesando
y
midiendo
calorías.
¿Cómo
medíamos
las
calorías
hace
miles
de
años
o
en
países
menos
desarrollados
donde
no
hay
etiquetados?
No
hacía
falta,
la
evolución
hizo
su
labor.
Los
animales,
dentro
de
su
contexto
natural,
no
están
gordos
aunque
tengan
comida
de
sobra.
De
hecho,
esto
mismo
se
ha
demostrado
en
numerosas
ocasiones
en
ratones
de
laboratorio.
Los
humanos,
en
sus
dietas
ancestrales,
tampoco.
Evolutivamente
tiene
sentido.
Una
animal
muy
gordo
o
muy
flaco,
bien
sería
presa
fácil
o
bien
no
tendría
reservas
suficientes
en
tiempos
de
escasez.
Un
mecanismo
de
homeostásis
o
termostato
de
la
alimentación
sería
útil.
Y
esto
es
precisamente
lo
que
hacen
la
insulina,
la
leptina
y
el
glucagón.
Deseable
sí,
¿saludable…?
no
Por
supuesto,
como
seres
inteligentes,
podemos
forzar
la
situación
y
obligarnos
a
comer
menos
durante
un
tiempo
a
pesar
de
tener
comida
de
sobra.
Pero
esa
no
es
la
realidad.
La
realidad
es
que
una
persona
expuesta
a
este
tipo
de
comida
basura,
siempre
acabará
ingiriendo
más
calorías,
porque
esta
comida
afecta
al
mecanismo
propio
de
la
homeostásis.
Por
eso
el
mito
de
la
fuerza
de
voluntad
para
perder
peso
casi
nunca
funciona.
Por
ejemplo,
una
vez
que
el
punto
de
equilibrio
de
grasa
corporal
se
rompe,
el
propio
cuerpo
modifica
su
metabolismo
basal
para
ajustarse.
Algo
que
también
ha
sido
comprobado
en
ratones
obesos.
¿Y
lo
del
colesterol?
El
colesterol
es
un
molécula
muy
compleja,
sin
embargo
el
simple
hecho
de
perder
peso,
suele
mejorar
siempre
los
niveles.
En
cuanto
a
la
pérdida
de
peso,
hay
que
tener
en
cuenta
que
también
hubo
peso
de
masa
muscular,
lo
cual
no
es
bueno.
Otro
aspecto
importante
es
que
fueron
solo
10
semanas.
Esta
dieta
hubiera
sido
imposible
de
mantener
durante,
digamos,
tres
años,
sin
ver
carencias
nutricionales
importantes
(recordemos
que
se
suplementaba
con
vitaminas).
Conclusión
Como
he
planteado
algunas
veces,
en
el
contexto
de
la
sociedad
que
vimos,
es
mucho
más
importante
evaluar
si
la
comida
que
estamos
ingiriendo
es
nutricionalmente
densa
que
si
tiene
muchas
calorías.
Me
explico,
en
general
las
comidas
que
más
nos
inducen
a
comer
en
exceso,
son
nutricionalmente
pobres
y
además
suelen
provocar
reacciones
de
estímulo
del
apetito
que
nos
llevan
a
comer
mucho
más
de
ellas,
en
detrimento
de
otras
comidas
nutritivamente
superiores.
En
este
sentido,
el
experimento
de
esta
dieta,
es
interesante
porque
no
hace
sino
confirmar
una
de
las
leyes
de
la
termodinámica.
Sin
embargo,
creo
que
deja
fuera
de
contexto
la
realidad
de
los
alimentos
a
los
que
nos
vemos
expuestos
todos
los
días.
Es
decir,
en
un
experimento
es
fácil
controlar
el
número
de
calorías
que
ingerimos
siguiendo
un
simple
registro.
En
la
realidad
la
gente
no
hace
ese
tipo
de
controles,
y
se
deja
llevar
más
por
el
sentimiento
de
saciedad
o
apetito.
Y
ahí
es
donde
radica
el
quid
de
la
cuestión.
Si
ingerimos
alimentos
nutricionalmente
pobres,
que
además
refuerzan
nuestro
estímulo
para
comer
más,
es
materialmente
imposible
que
nuestra
fuerza
de
voluntad
sea
capaz
de
resistir
las
ganas
de
ingerir
más
calorías.
En
este
sentido,
son
ya
varios
los
estudios
que
demuestran
el
efecto
que
diversos
tipos
de
alimentos
tienen
sobre
las
conexiones
neuronales
que
estimulan
y
refuerzan
nuestras
ganas
de
comer
más.
En
general,
cualquier
dieta
que
cortocircuite
de
alguna
forma
estas
vías,
nos
ayudará
a
perder
peso.
De
ahí
que
dietas
como
la
Dukan,
la
de
30
patatas
al
día,
u
otras
que
limiten
la
variedad
y
palatabilidad
de
los
alimentos,
tengan
más
probabilidades
de
tener
éxito
en
el
corto
plazo.